04/07/2020 Sábado 13 (Mt 9, 14-17)

Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?

Momentos antes eran los fariseos los que preguntaban: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Los discípulos del Bautista son gente noble; carecen de doblez farisea. Claro que también ellos viven enjaulados en los viejos odres de leyes y tradiciones, incapaces de imaginar otra manera de vivir la religión. Y para vivir la religión de Jesús es necesario deshacerse de odres viejos. Jesús rechaza los remiendos; lo suyo es algo totalmente nuevo.

No se echa vino nuevo en odres viejos… El vino nuevo se echa en odres nuevos.

Es necesaria una imagen nueva de Dios, distinta de la de fariseos y discípulos del Bautista. Esa imagen la vemos en Jesús de Nazaret. Su Evangelio proclama la iniciativa absoluta de un Dios que es puro amor, que nos salva, que se nos da a conocer en Jesús, origen de todo y punto de referencia de todo. Todo ha de ser visto con la luz que Él irradia.

A los odres viejos, los de Moisés y el Bautista, les van como anillo al dedo el ascetismo y la austeridad. Los odres nuevos, los de Jesús y su Evangelio, se identifican con la misericordia y el servicio.

El Papa Francisco nos invita a pedir la gracia de no tener miedo de la novedad del Evangelio, de no tener miedo de la renovación que realiza el Espíritu Santo, de no tener miedo a dejar caer las estructuras caducas que nos aprisionan. El Señor nos dé luz y valor para abrirnos a la novedad radical del Evangelio; para no acomodar nuestra vida a los viejos odres del siempre ha sido así.

    0