07/12/2023 San Ambrosio (Mt 7, 21; 24-27)

Quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a un hombre prudente que construyó su casa sobre roca.

Quien no escucha y, por tanto, no pone en práctica sus palabras, es como el hombre sin juicio que construye sobre arena. Para construir sobre roca, lo primero es la escucha. No se pone en práctica lo no escuchado; no se permanece en Él si sus palabras no permanecen en nosotros (Jn 15, 7).

Para que sus palabras permanezcan en nosotros, es necesario zambullirse en el Evangelio. Entonces nos asentamos en la confianza y, con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas, el Evangelio se hace carne en nosotros y nos convierte en canales de misericordia para los hermanos (Papa Francisco). Entonces cantamos radiantes: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es baluarte de mi vida, ¿de quién me asustaré? (Salmo 27, 1).

Quien escucha y pone en práctica las palabras de Jesús deposita su confianza fuera de sí mismo: en la infinita misericordia de un Dios que lo da todo en la Cruz. Como santa Teresita: Los que corremos por el camino del amor creo que no debemos pensar en lo que pueda ocurrirnos en el futuro, porque eso es faltar a la confianza.

Es la confianza la que nos lleva al Amor y así nos libera del temor. Es la confianza la que nos ayuda a quitar la mirada de nosotros mismos. Es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que solo Él puede hacer. Esto nos deja un inmenso caudal de amor y de energías disponibles para buscar el bien de los hermanos (Papa Francisco).

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