09/03/2021 Martes 3º de Cuaresma (Mt 18, 21-35)

El reino de Dios se parece a un rey que decidió ajustar cuentas con sus siervos.

Así comienza la parábola del siervo a quien se le perdonó una gran deuda, pero no perdonó una pequeña deuda a su compañero. Pedro había preguntado si era suficiente perdonar hasta siete veces, y Jesús le ha respondido que no siete, sino hasta setenta veces siete. O sea, siempre.

Así os tratará mi Padre del cielo si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.

El perdón es a la relación con Dios y los prójimos lo que el oxígeno a los pulmones. Por eso el perdón está tan presente en la vida y en el mensaje de Jesús que quiere para nosotros vida en abundancia. La más emotiva de las parábolas de perdón es la del hijo pródigo. Recordemos y rumiemos algunas palabras sobre el perdón:

- Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).

- Sed amables entre vosotros, compasivos, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo (Ef 4, 32).

- Soportaos mutuamente; perdonaos si alguien tiene queja de otro; como el Señor os ha perdonado, así también vosotros (Col 3, 13).

- No devolváis mal por mal, ni injuria por injuria, antes bien bendecid puesto que a eso habéis sido llamados, a heredar la bendición (1 P 3, 9).

Quien ha experimentado en lo hondo del corazón la misericordia del Padre, nunca dice: perdono pero no olvido. Perdonar no es olvidar, sino recordar de otra manera; sin toxicidad. Quien ha experimentado en lo hondo del corazón la misericordia del Padre, no hace cálculos de números o fronteras del perdón. Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden (Mt 6, 12).

    0