11/06/2022 San Bernabé, apóstol (Mt 10, 7-13)

Bernabé, hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe (Hch 11, 24), no era del grupo de los Doce. Sin embargo, recibe el título de apóstol por lo mucho que significó en los primeros años de la Iglesia. Él fue quien presentó a Pablo a los demás apóstoles (Hch 9, 27).

De camino proclamad que el reinado de Dios está cerca.

El reinado de Dios es, a los ojos del mundo, algo pequeño e insignificante. Pero es, como la semilla que crece por sí sola, algo imparable, inevitable. Nosotros sabemos, por la fe, que, al cumplirse el tiempo, el universo entero, lo celeste y lo terrestre, alcanzará su unidad en el Mesías (Ef 1, 10). Esto debería liberarnos de toda inquietud y de todo nerviosismo.

No llevéis en el cinturón oro ni plata ni cobre.

La esplendidez de la gratuidad debe ser el sello de garantía de la autenticidad del discipulado y del apostolado. Vivir y trabajar a fondo perdido, sin depender de resultados o recompensas. Más que de una invitación a la pobreza, se trata de una invitación a la confianza en Él.

Al entrar en una casa, saludadla con la paz.

El saludo judío era más, mucho más, que una formalidad. Era un deseo de paz que, como si de un sacramento se tratase, era normalmente eficaz.

Los medios con los que Jesús hace realidad el reinado de Dios son la cercanía y la solidaridad. No caigamos en la tentación de alinear el Evangelio junto a productos que se venden mejor con un buen marketing. Jesús no quiere que pongamos nuestra confianza en poderosos medios materiales. Le parece suficiente que nosotros, los pocos que le seguimos, demos un buen testimonio de vida.

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