14/12/2023 San Juan de la Cruz (Jn 17, 17-26)

Santifícalos en la Verdad; tu Palabra es Verdad.

Juan de la Cruz es adicto a la Palabra y por eso gran enamorado y magnífico cantor de la Verdad, de la Hermosura, del Amor; es decir, de Jesucristo.

A Jesucristo, la Verdad, le dice: Estaba tan embebido, - tan absorto y ajenado, - que se quedó mi sentido – de todo sentir privado, y el espíritu dotado – de un entender no entendiendo, - toda ciencia trascendiendo.

A Jesucristo, la Hermosura, le pide: Vámonos a ver en tu hermosura hasta que lleguemos a vernos en tu hermosura. De tal manera esté yo transformado en tu hermosura que, siendo semejante en hermosura, nos veamos entrambos en tu hermosura, teniendo ya tu misma hermosura. Y así nos veremos el uno al otro en tu hermosura.

A Jesucristo, el Amor, le canta: Un pastorcico solo está penado, - ajeno de placer y de contento, - y en su pastora puesto el pensamiento, - y el pecho del amor muy lastimado. – Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado – sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos, - y muerto se ha quedado asido dellos, - el pecho del amor muy lastimado.

Pero la frase que mejor retrata tanto la vivencia como la doctrina de Juan de la Cruz es ésta: Pon los ojos solo en Él. Solo en Él; subrayando con fuerza el solo: solo en Él. Si queremos ser santificados en la Verdad, debemos aprender a dejar de poner los ojos fuera de Él. Por ejemplo, en las migajas que caen de la mesa del Padre. Debemos aprender, sobre todo, y esto es lo más complicado, a no poner los ojos en nosotros mismos. Mientras estemos ocupados con nuestras cosas, por muy santas que parezcan, no seremos santificados en la Verdad: ¡Salgamos fuera y gloriémonos en nuestra Gloria! ¡Escondámonos en ella y gocemos!

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