15/04/2024 Lunes 3º de Pascua (Jn 6, 22-29)

La obra de Dios consiste en que creáis a Aquél que Él envió.

La multitud le sigue entusiasmada. El día anterior habían sido testigos del milagro de la multiplicación de los panes y los peces y habían comido todo lo que quisieron. Parecen dispuestos a hacer todo lo que Jesús les proponga. Le preguntan: ¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios? Jesús les responde con un largo discurso, presentándose a sí mismo como el pan de vida. El discurso concluye con la deserción de casi todos: Desde entonces muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con Él (Jn 6, 66).

Era un seguimiento interesado el de aquella multitud. Pero también el de sus más inmediatos discípulos lo era. Jesús no lo rechaza; le parece normal que, como punto de partida, así lo sea. Pero la actitud debe cambiar de modo que quienes nos declaramos sus seguidores nos adhiramos no a nuestro interés, sino a su persona.

La obra de Dios consiste en que creáis a Aquél que Él envió.

Para el creyente la voluntad de Dios se resume en creer en Él. El Papa Francisco hace suya estas palabras de santa Teresita: La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al amor. Luego añade: Con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas, el Evangelio se hace carne en nosotros y nos convierte en canales de misericordia para los hermanos… La confianza sin límites alienta a quienes se sienten frágiles a dejarse llevar para llegar alto… Si estamos en las manos de un Padre que nos ama sin límites, eso será verdad pase lo que pase; se cumplirá en nuestras vidas su proyecto de amor y plenitud.

    2