17/12/2023 Domingo 3º de Adviento (Jn 1, 6-8; 19-28)

¿Quién eres?

La autoridad religiosa judía, ante la creciente popularidad del Bautista, manda una delegación pidiéndole que se identifique. No se conforman con los detalles de su documento de identidad; ya los conocen. Quieren oír qué dice de sí mismo, su verdadera identidad.

¿Quién eres? Es una pregunta de la mayor importancia; es una pregunta crucial. ¿Cómo la respondemos cada uno de nosotros? La respuesta de Juan ofrece una pista que puede llevarnos a descubrir nuestra auténtica identidad, no la que aparece en un pedazo de plástico que llamamos documento de identidad.

Hay lugares en el mundo en los que se reverencia tanto la maternidad que la mujer que tiene un niño pierde su nombre y se hacer llamar mamá de fulanito. Porque ese niño ha pasado a ser la razón de su existencia y el corazón de su identidad. Algo parecido le sucedió al Bautista; Jesús fue para él la razón de su existencia y el alma de su identidad.

¿Quién eres? También nosotros, los que nos declaramos cristianos, deberíamos cambiar nuestro documento de identidad por el de Jesús, y poder decir con san Pablo: Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (Gal 2, 20). Y poder sentir con san Juan: Ved qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamamos hijos de Dios y lo somos (1 Jn 3, 1). Para llegar ahí, el camino no es el de mirarnos a nosotros mismos, sino el de mirarle a quien nos amó hasta el extremo.

Solamente cuando nos sabemos reconocidos y queridos llegamos al conocimiento más cabal de nuestra propia identidad. Entonces nos gozamos en ella, y disfrutamos de plenitud de vida, y saboreamos la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Cuando estamos profundamente convencidos de esa gloriosa identidad, ni siquiera las infidelidades son capaces de separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro (Rm 8, 39).

Este tercer domingo de Adviento, domingo de GAUDETE, es el domingo de la alegría. Ninguna alegría mayor que la de tener clara nuestra identidad.

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