18/06/2022 Sábado 11 (Mt 6, 24-34)

Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis.

Esta es una página que pertenece a lo más medular del Evangelio. Es una ilustración de cómo se vive esa vida en abundancia que Él quiere para todos. La buena catequista que es la hermana naturaleza nos enseña el camino para vivir sin estresarnos.

A Jesús le encantaría vernos libres de toda preocupación; hasta seis veces repite en este Evangelio lo de no preocuparnos. A muchos se nos escapa la vida en preocupaciones. A unos, más materialistas, preocupaciones de tono monetario. A otros, más espirituales, preocupaciones de tono más elevado, pero preocupaciones al fin y al cabo: como el desasosiego por no ser tan santos como deberíamos ser; como el agobio por no lograr encontrar el camino que Dios quiere para mí… Aprendamos a dejarlo todo serenamente en sus manos. En este momento su voluntad es evidente. Él quiere que vivamos este momento presente en el olvido propio y en la entrega a los demás. Cuando quiera otra cosa nos lo hará saber con toda claridad.

Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.

Primero el Reino de Dios. Nada de recortar espacio al Reino de Dios ocupándome en mi propio provecho, material o espiritual: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo… (Mt 16, 24). Quienes seguimos a Jesús debemos empeñarnos en despreocuparnos lo más posible de lo nuestro. ¡Oh Señor de mi alma! ¡Quién tuviera palabras para dar a entender qué dais a los que se fían de Vos, y qué pierden los que se quedan consigo mismos (Santa Teresa).

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