19/01/2024 Viernes 2º (Mc 3, 13-19)

Instituyó Doce para que estuvieran con Él y para enviarles a predicar con poder de expulsar los demonios.

Para que estuvieran con Él. Es la tarea más importante del seguidor de Jesús, apóstol o cristiano de a pie. Él elige a quien quiere, para apóstol o para cristiano de a pie. Él es quien prepara para cada uno el documento de identidad del seguimiento, que es la fe; porque nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo decida revelárselo (Mt 11, 27).

Jesús, para elegir a los Doce sube al monte. A Dios le gusta manifestarse en el monte. Recordamos el Sinaí de Moisés, el Horeb de Elías, el Tabor de Jesús. Y desde el monte llama a los que Él quiere. Conforme van siendo llamados, conforme vamos siendo llamados, subimos hacia Él, uno por uno: A sus ovejas las llama una por una y las saca fuera (Jn 10,3). Cuando concluye la lista de los doce nombres, añadimos cada uno el nuestro propio.

¿Para que los/nos llama? Para que estuvieran con Él. Es la tarea primordial. No tiene nada que ver con la práctica de técnicas de interioridad como, por ejemplo, el yoga. Santa Teresa, que hace suyas las palabras de Jesús, describe la oración del cristiano como trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.

A juzgar por lo que podemos ver en los escogidos de entonces y de ahora, se diría que la elección no parece muy acertada. No le faltaba razón a aquel santo Padre de la Iglesia, Ambrosio, cuando definía a la Iglesia como la casta meretrix.

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