19/03/2021 San José (Mt 1, 16; 18-21; 24a)

José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió repudiarla en secreto.

José es el hombre justo, el hombre discreto, el hombre sabio. Le viene de su afición al silencio y a la interioridad. No un silencio i interioridad cualquiera, sino el silencio y la interioridad iluminados por la palabra de Dios. El Evangelio dice esto mismo pero de otra manera: se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo. Así es cómo José llega a creer contra toda esperanza; así es cómo José nos enseña a no juzgar nunca; así es cómo José llega a entender que Dios realiza sus planes a partir de nuestras debilidades; así es cómo José aprende a dejar el control de su vida en manos de Dios.

Es bueno pensar que el cariño y la confianza de Jesús hacia su padre durante los años de Nazaret, los mantiene. Por eso es bueno hacer el camino de la vida en compañía de san José. Así lo hacía santa Teresa: No sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a san José por lo bien que les ayudó. Es cosa de espantar las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este Santo. Que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, así en el cielo hace cuanto le pide.

Que el Señor nos dé, por intercesión de san José, la fidelidad que crece en la interioridad iluminada por la Palabra de Dios; esa interioridad que acrecienta la sabiduría y la ternura capaces de asumir con naturalidad las debilidades propias y ajenas.

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