22/06/2022 Miércoles 12 (Mt 7, 15-20)

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Cuando el Evangelista Mateo escribía esto, la comunidad cristiana sufría fuertes tensiones. Por una parte, los conservadores que veían la religión de Jesús como una continuación de la religión de Moisés: los falsos profetas. Por otra parte, los revolucionarios que tenían claro que el vino nuevo no podía ser guardado en los odres viejos: los verdaderos profetas. San Pablo fue el revolucionario principal.

¿Quién es verdadero profeta? No es quien predice el futuro, sino quien habla en nombre de Dios. Todos los creyentes estamos llamados a ser profetas. ¿Quién es falso profeta? El falso profeta, entonces y ahora, es el que no predica en nombre de Dios. Esto sucede cuando el Espíritu no ha abierto la inteligencia a la comprensión de las Escrituras. Entonces se suple la ignorancia de las Escrituras recurriendo a otro tipo de autoridad. Se hace necesario disfrazarse para imponer autoridad. Se hace necesario ofrecer fachadas de seriedad y moralidad que impresionen a los menos orientados. Se enarbolan talantes justicieros imponiendo sentencias que Dios no ha dictado. Y no se es proclive a la proclamación del Dios de la misericordia.

El Papa Francisco habla también de otro tipo de falso profetismo, de gran actualidad, que encandila especialmente a los más jóvenes: A los jóvenes se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de usar y tirar… Se dejan cautivar por una vida completamente virtual en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas pero después resultan dramáticamente sin sentido. Estos estafadores no solo ofrecen cosas sin valor, sino que quitan lo más valioso: la dignidad, la libertad y la capacidad de amar.

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