23/02/2021 Martes 1º de Cuaresma (Mt 6, 7-15)

Cuando recéis no seáis palabreros como los paganos, que piensan que a fuerza de palabras serán escuchados.

En mitad del Sermón de la Montaña Jesús nos enseñar a orar. Antes de dictarnos el Padrenuestro nos pide que no nos perdamos en palabras. Mejor que un Padrenuestro dure quince minutos, que decir quince Padrenuestros en un minuto. Que la oración sea un encuentro personal. Como dice santa Teresa, la oración es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (V 8, 5).

Padre.

También otras religiones se refieren a Dios como PADRE. Pero no es ese el término que Jesús usa para dirigirse a Dios. Le llama ABBÁ, que se traduce por PAPÁ. La cercanía y la ternura son mayores. Dios es Padre y Madre: es brazos y corazón abiertos, es dulzura… Puedo permitirme que los labios vayan pronunciando todas las palabras del Padrenuestro, mientras el corazón está únicamente ocupado con Abbá. Es muy buena oración. Además, instalo mi vida sobre la suprema verdad de mi existencia.

Nuestro.

Nada de Padre mío; Padre nuestro. En su corazón, en su casa, cabemos todos. Él disfruta, sobre todo, con la fraternidad de todos los hermanos, sin exclusiones. Quiere que pensemos primero en los prójimos y después en Él. Amar y estar a bien con el hermano es amar y estar a bien con Él.

Para orar mejor el Padrenuestro debo intentar sintonizar con el corazón de Jesús. Imaginar y acompañar a Jesús cuando se retira de madrugada a un lugar solitario para estar a solas con Abbá.

Para orar mejor el Padrenuestro debo intentar sintonizar con la humanidad entera. El Padrenuestro es nuestro, es universal; puede ser rezado muy bien por personas de cualquier religión.

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