26/12/2023 San Esteban (Mt 10, 17-22)

¡Cuidado con la gente! Os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas. Os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa.

¡Qué contraste entre la gozosa celebración del nacimiento de Jesús ayer, y el sangriento martirio de Esteban hoy! La celebración de hoy nos recuerda que el camino del seguidor de Jesús no es un camino de rosas. Como dice san Pablo, nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los gentiles (1 Cor 1, 23).

¿Por qué será que Jesús y su Evangelio provocaban entonces y continúan provocando ahora tanta violencia? ¿Por qué será que tanto entonces como ahora la violencia más cruel surge de estamentos piadosos y de personas religiosas? Un hermano entregará a la muerte a su hermano, un padre a su hijo.

Jesús habla con frecuencia de cómo Él mismo será perseguido. Dice que el discípulo lo está por encima del maestro (Mt 10, 24). Dice incluso que, dichosos vosotros cuando os persigan (Mt 5, 11). Así que no perdamos la calma cuando nos sintamos ignorados, ninguneados, perseguidos por los de cerca o por los de lejos.

Probablemente a nosotros no nos tocará sufrir el martirio de la sangre. Pero sí que a todos nos toca sufrir el martirio cotidiano de la entrega, del perdón, del soportar tantos desagradables detalles que acompañan toda convivencia. Santa Teresita nos ofrece su testimonio: Hay en la comunidad una hermana que tiene el don de desagradarme en todo… Entonces, para no ceder a la antipatía natural, me dije a mí misma que la caridad no debía consistir en simples sentimientos, sino en obras, y me dediqué a portarme con esa hermana como lo hubiera hecho con la persona a quien más quiero.

    3