28/03/2021 Domingo de Ramos (Mc 11, 1-10)

Id a la aldea de enfrente y, nada más entrar, encontráis un borrico atado, que aún nadie ha montado. Soltadlo y traedlo.

Se lo pide a dos discípulos. Pocos días después se repetirá la historia y enviará de nuevo a dos discípulos; esta vez para que preparen una sala bien amueblada donde celebrar su Pascua (Mc 14, 13). Hoy, nada de lujos; de acuerdo con su predilección por la pobreza y la humildad, no pide un buen caballo sino un modesto borrico. El Evangelista Marcos da mucha importancia al borrico; le concede mucho espacio.

Llevaron el borrico a Jesús, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó.

Evocamos las palabras del profeta: Alégrate, ciudad de Sión; aclama, Jerusalén. Mira que tu rey está llegando, justo, victorioso, humilde, cabalgando un burro (Za 9, 9). Apreciamos el sentido del humor de Jesús; ante quienes esperan un Mesías imperial se presenta sobre un borrico. Aprendamos la lección de humildad: aprendamos que no son necesarias hazañas o muertes heroicas; aprendamos que sí es necesario vivir el ahora con profundidad; aprendamos a ocupar el último puesto; aprendamos a dejar este mundo sin mucho barullo. Contemplamos a este Jesús que contempla desde el borrico a la enfervorecida multitud, muy consciente de su enorme volubilidad.

Entró en Jerusalén y se dirigió al templo. Después de inspeccionarlo todo, como era tarde, volvió con los Doce a Betania.

Se acaban los Hosanas y se acaba el tiempo de validez al templo. Y empiezan los nuevos tiempos; los tiempos en que los que dan culto auténtico darán culto al Padre en espíritu y de verdad (Jn 4, 23).

Comenzamos la Semana Santa, la más grande de nuestro calendario cristiano. Estamos invitados a contemplar y vivir intensamente el misterio del amor de Dios que ama a la humanidad entera hasta el punto de entregarnos a su Hijo. Este Hijo, Jesús, que nos ama hasta el extremo de la cruz. Vivamos estos días con la Madre de Jesús, acompañándola en su dolor ante los sufrimientos de su Hijo y participando con ella del gozo del descubrimiento del asombroso amor de Dios.

    0