29/06/2020 San Pedro y San Pablo (Mt 16, 13-19)

Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Es la primera profesión de fe de Pedro. Habrá muchas más en su vida. Por ejemplo: Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra (2 P 1, 1).

También Pablo sabe hacer profesiones de fe. Por ejemplo: No vivo yo, sino que Cristo quien vive en mí. Esta vida en la carne la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a si mismo por mí (Gal 2, 20).

Esta fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo es, entre otras cosas, una invitación a hacer mi propia profesión de fe, con palabras que expresen mis convicciones y sentimientos hacia Jesús.

Pedro y Pablo, Pablo y Pedro. ¡Dos hombres tan distintos! Sobre todo por sus temperamentos. La suya fue una relación correcta, pero no cordial. Pero, por encima de toda diferencia, estaba su fe en Jesús. Nos recuerdan a las dos hermanas de Betania: diferencias aparte, las unía el amor de Jesús.

Dice el Papa Francisco: La vida de Pedro, como la nuestra, no fue perfecta. La libertad radical de Jesús lo desconcertaba y le rompía los esquemas y tuvo que hacer un proceso de vaciamiento de sí mismo y de depuración de sus expectativas mesiánicas para reconocerle como Cristo. Fue un proceso largo el de Pedro; el de Pablo fue fulgurante.

Pablo y Pedro, Pedro y Pablo. ¡Dos hombres tan unidos por su adhesión a Jesús! Pedro, icono de fidelidad; Pablo, icono de audacia.

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