26/01/2023 Santos Timoteo y Tito (Mc 4, 21-25)

Timoteo y Tito fueron discípulos y colaboradores de Pablo. Timoteo, dice Pablo, es hombre limpio, de buena conciencia y de fe sincera (2 Tim 1, 5). A Tito le llama mi hijo legítimo según la fe común (Tit 1, 4).

¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho?

Es la primera de las frases de Jesús que escuchamos en este Evangelio. Se diría que no guardan relación la una con la otra, pero sí, todas están conectadas por la persona de Jesús.

Él es la lámpara que no podemos ocultar debajo de la cama. La luz, física o espiritual, está ahí para descubrir y disfrutar la belleza de las cosas y de las personas: Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5, 16).

Él, lo que está oculto y se manifestará ante todos cuando, al nombre de Jesús, toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre (Flp 2, 10-11).

Él, la Palabra que debe ser escuchada, porque quien oye mi Palabra y cree en Aquel que me envió tiene vida eterna (Jn 5, 24).

Él, la medida, la norma de mi entrega a los demás: Os he dado ejemplo para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros (Jn 13, 15).

Él, el tesoro de mi vida; tesoro que nunca dejará de asombrarme: ¡Oh abismo de riqueza, de sabiduría y de ciencia de Dios!... Porque de Él, por Él, y para él son todas las cosas. ¡A Él la gloria por los siglos! Amen (Rm 11, 33-35).

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