04/01/2025 Sábado 2º de Navidad (Jn 1, 35-42)
- Angel Santesteban
- 3 ene
- 2 Min. de lectura
Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.
Los dos discípulos eran Andrés y Juan. El evangelista Juan, como es habitual en él, más que una crónica basada en la historia, nos ofrece una reflexión sobre lo fundamental del discipulado. Andrés y Juan son hombres maduros que buscan. Al principio creen haberlo encontrado en el Bautista. El Bautista les indica el camino a seguir: He ahí el Cordero de Dios.
Hay hombres que siempre buscan; siempre buscan esas cosas mayores que Jesús menciona a Natanael. Pero hay hombres que nunca buscan; unos, por estar ocupados en muchas cosas; otros, por creer que ya han encontrado y se han detenido y se han convertido en piezas de museo. Esto último sucede a algunos cristianos que han perdido la sana inquietud con el paso de los años. El caso es que Jesús siempre insiste en lo de ¿qué buscáis?, y también en lo de venid y lo veréis.
Lo fundamental para todo cristiano es la experiencia de Jesús; el estar con Él. Estando con Él es como aprendemos a mirarlo todo como lo mira Él; a tratar a todos como los trataba Él; a confiar en Abbá como confiaba Él. Esto es algo incomprensible para quien no está con Él, aunque se trate de cristianos muy responsables y muy cumplidores.
¿Cómo alcanzar lo que aquel día alcanzaron Andrés y Juan cuando eran como las cuatro de la tarde? Un autor escribe: Un paso decisivo es el de leer los Evangelios para buscar personalmente la verdad de Jesús. Leer y orar el Evangelio es experimentar que, viviendo como Él, se puede vivir de manera diferente, con alegría y libertad interiores.
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