26/12/2025 San Esteban (Mt 10, 17-22)
- Angel Santesteban

- hace 11 horas
- 2 Min. de lectura
Os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y los paganos.
Es fuerte el contraste entre este día de san Esteban, día de sangre y muerte, y el día de ayer de Navidad, día de gozo y ternura. Pero el escándalo de la cruz siempre está presente en la vida de quienes seguimos el camino del niño de Belén que nos dirá: El discípulo no es más que el maestro (Lc 6, 40). Y también: Si a mí me han perseguido, lo mismo harán con vosotros (Jn 15, 20).
Seguir a Jesús significa seguir el camino de la cruz, del conflicto, de la incomprensión, del rechazo. Hemos hecho de Belén algo idílico, pero Belén tiene más de penoso que de placentero. Es en Belén donde comenzamos a constatar que vino a los suyos y los suyos no le recibieron (Jn 1, 11).
Toca aprender a vivir ambientes de desamor y conflicto. Aprender a no sorprendernos o escandalizarnos cuando los poderes del mundo se nos enfrentan. Sería peor aliarnos con la mundanidad. Habríamos perdido el camino del Evangelio.
San Pablo conoció el desamor y el conflicto de muchas maneras. La más penosa se la procuraron sus propios amigos: Todos me desampararon (2 Tim 4, 16). Los seguidores de Jesús debemos tener claro, también en estos tiempos navideños, que Jerusalén y la cruz están en el horizonte de nuestro camino. O no seguimos al Maestro: El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí (Mt 10, 38).
Ayer, Navidad, se nos llenaba el corazón de luz y alegría. Hoy, celebrando al primer mártir san Esteban, el horizonte se nos tiñe de sangre y muerte. Todo forma parte del camino del seguimiento.
Comentarios