01/11/2025 Todos los Santos (Mt 5, 1-12a)
- Angel Santesteban

- hace 1 día
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Celebramos la fiesta de Todos los Santos, de los pocos canonizados y de los muchos no canonizados. Entre estos últimos, incluimos a nuestros seres queridos. ¿Será atrevido decir que hoy celebramos la universalidad de la santidad? Probablemente, no. Porque, ¿a quién no alcanza la salvación de Jesús? Porque tú, Señor, compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación (Apo 5, 9). Porque todo ser humano, de una u otra forma, es alcanzado por la salvación de Jesús, ya que cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí (Jn 12, 32). Por eso que, llegada la plenitud de los tiempos, todo tendrá a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra (Ef 1, 10).
Celebramos esta gozosa fiesta de Todos los Santos proclamando el Evangelio de las Bienaventuranzas: Dichosos los pobres de corazón porque de ellos es el reino de los cielos.
Pobres de corazón, para el Papa Francisco, son los que no se fían de sí mismos o de las riquezas materiales, ni se obstinan en las propias opiniones, sino que escuchan con respeto y se remiten con gusto a las decisiones de los otros.
Pobres de corazón, para el Papa León, son los convencidos de que solo se recibe verdaderamente a Cristo en la entrega generosa de sí mismo a los hermanos.
Celebramos con gozo esta fiesta de Todos los Santos, la fiesta de la santidad. Santidad que no es otra cosa que el amor de Dios derramado en nosotros. Las dos palabras, amor y santidad, pueden considerarse sinónimas. Porque, en esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados (1 Jn 4, 10).
Celebremos con gozo esta fiesta del amor de Dios derramado en nosotros sin merecimiento alguno por nuestra parte.
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