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04/06/2023 La Santísima Trinidad (Jn 3, 16-18)

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en Él no perezca, sino tenga vida eterna.

Los seguidores de Jesús creemos en el Amor; éste es el núcleo de nuestra fe. Porque Dios es Amor: el Dios-Trinidad; el Dios Padre, el Dios Hijo, el Dios Espíritu Santo. Amor infinito, absoluto, incondicional, gratuito, universal. Nada queda fuera del infinito abrazo del Amor. El Amor se hizo carne y se hizo historia en el seno de María de Nazaret. Él, Jesús, es fundamento de todo, porque por Él y para Él fueron creadas todas las cosas (Col 1, 16).

El Papa Francisco nos dice que Dios nos ama a cada uno de nosotros incluso cuando cometemos errores y nos distanciamos de Él. Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo más precioso que tiene: su único Hijo, que da su vida por la humanidad, resucita, vuelve al Padre y, junto con Él, envía el Espíritu Santo.

Tanto amó Dios al mundo. El día que asimilemos estas palabras viviremos como embriagados o hechizados. Porque, ¿qué más podemos pedir? Somos un sueño de Dios-Trinidad; sueño hecho realidad por su amor.

La fiesta que celebramos hoy nos hace ver que Dios, por ser Amor, es relación y es comunión. Cada uno de los Tres entregado plenamente a los otros Dos. Exactamente lo opuesto del individualismo y la egolatría de los humanos. A Dios-Trinidad no le es posible no amar; lo suyo es darse sin reserva. Proclamamos un solo Dios que lo trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo. Lo trasciende todo en cuanto Padre, principio y fuente; lo penetra todo por su Palabra; lo invade todo en el Espíritu Santo (San Atanasio).

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros (2 Cor 13, 13).

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