Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad.
Deja atrás la región pagana de Gadara, donde ha curado a dos endemoniados. Pero la gente es impermeable al milagro y pide a Jesús que abandone su territorio y les deje tranquilos con sus puercos. Es un buen retrato de nuestra sociedad.
Le trajeron un paralítico tendido en una camilla. Viendo Jesús la fe que tenían, dijo al paralítico: ¡Ánimo, hijo! Se te perdonan tus pecados.
Después de demostrar su señorío sobre la enfermedad (8, 5-17), sobre la naturaleza (8, 23-27), sobre los demonios (8, 28-34), ahora nos hace ver su poder para perdonar pecados. Los responsables de esta demostración son los camilleros que ponen al paralítico ante Jesús. ¿También el enfermo creía? No lo sabemos. Tampoco es necesario. La fe de los amigos del paralítico es suficiente.
Son muchos los ejemplos de mediación en los Evangelios: Andrés para Pedro, Felipe para Natanael, Marta y María para su hermano Lázaro. Y tantos otros. Basta la fe del mediador para comunicar a otra persona la vida en abundancia que Jesús nos trae. Fe y anonimato caracterizan una buena mediación.
¡Ánimo, hijo! Se te perdonan los pecados.
Jesús quiere dejar claro que la salud interior es más importante que la exterior; y que el perdón de los pecados está por delante de la curación física.
Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Una vez recuperada la salud, no nos avergoncemos ni desechemos las camillas en que hemos vivido postrados largo tiempo. Conservémoslas como trofeo de gracia. Hagamos como Jesús que, una vez Resucitado, no repudió las llagas de su pasión. Gracias a ellas, tanto Tomás como sus compañeros, reconocieron y aceptaron al Crucificado.
"La fe de los amigos del paralítico es suficiente"
Señor Jesús, ayúdame a mediar y llevar a tu presencia paralíticos del mundo que te han expulsado de sus vidas porque todavía no han conocido tu amor y viven únicamente con sus puercos.
Abrahán no se reservó a su hijo Isaac, te pido Señor que los cristianos no nos reservemos la fe sólo para nosotros y nuestros grupos más íntimos. ¡Gloria a Dios!