Os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya.
Continúa Jesús en su empeño por tranquilizar a los discÃpulos; aunque es consciente de que la tranquilidad se adueña de la vida del discÃpulo cuando la cruz es asumida. Y esa experiencia no ha llegado todavÃa. Cuando eso sucede, solamente entonces, el discÃpulo acaba de entender perfectamente las palabras de Jesús: Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy (Jn 13, 19).
Juliana de Norwich, mÃstica inglesa del siglo XIV, vivió y expresó de manera singular la paz y la seguridad del discÃpulo que ha abrazado al Crucificado-Resucitado. La vida espiritual de esta mujer se resume en tres palabras: misericordia, alegrÃa y alabanza. La lÃnea más conocida de sus escritos puede traducirse asÃ: Todo está bien, y todo, sea lo que sea, estará perfectamente bien. Es una conclusión irrefutable cuando se cree de verdad en el amor de Dios llevado hasta el extremo de la cruz. Son palabras que nos invitan a cimentar la vida cristiana en la confianza inquebrantable de quien se sabe infinitamente querido. Son palabras que nos recuerdan las de Jesús: No temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos (Mt 10, 31).
Es cierto: todo, sea lo que sea, estará perfectamente bien. Porque el prÃncipe de este mundo ha sido sentenciado. Y porque en la plenitud de los tiempos toda lengua confesará que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre (Flp 2, 11). Y porque cuando todo le quede sometido, también el Hijo se someterá al que le sometió todo, y asà Dios será todo para todos (1 Cor 15, 28). Nada, absolutamente nada, escapará al abrazo del Dios-Amor.