07/11/2025 Viernes 31 (Lc 16, 1-8)
- Angel Santesteban

- hace 23 minutos
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El amo alabó al administrador deshonesto por la astucia con que había actuado.
La parábola ilustra bien aquello de ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10, 16). O también aquello de mirad que os envío como corderos en medio de lobos (Lc 10, 3). Jesús alaba a quien no se deja aplastar por la adversidad, ni se deja inmovilizar por la resignación. La reacción correcta ante cualquier desgracia es la del protagonista de la parábola que se detiene a reflexionar: ¿Qué voy a hacer ahora que el amo me quita mi puesto? Así es cómo cae en la cuenta de lo delicado de su situación. Así es cómo llega a sacar provecho de sus errores pasados asegurando su futuro. Así es cómo sale airoso de una situación crítica. Jesús nos está exhortando a ser audaces, imaginativos, creativos; sin dejarnos anestesiar por el conformismo o la abulia.
Los ciudadanos de este mundo son más astutos con sus colegas que los ciudadanos de la luz.
Nuestro mundo, saturado de tecnologías y pantallas, abunda en hombres y mujeres que han abdicado de su derecho a pensar. ¿No sucede algo de esto también entre los buenos cristianos? ¿Quizá porque pensar resulta demasiado costoso? ¿Quizá porque parece arriesgado imaginar modos distintos de ser cristianos? ¿Quizá porque cambiar viejas costumbres es como traicionar una venerable tradición? Como nos dice la parábola de los talentos, asumir riesgos es cosa indispensable si queremos mantenernos fieles al Señor.
La parábola me invita a reflexionar: ¿Cómo reacciono ante los reveses de la vida? ¿Quedo paralizado o busco la manera de superar la situación? Recordemos las palabras de Jesús: El Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan (Mt 11, 12).
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