09/04/2025 Miércoles 5º de Cuaresma (Jn 8, 31-42)
- Angel Santesteban
- 8 abr
- 2 Min. de lectura
Si os mantenéis fieles a mi palabra, seréis realmente discípulos míos, entenderéis la verdad y la verdad os hará libres.
Jesús no es una verdad, Jesús es la Verdad; con artículo y con mayúscula. Es la Verdad absoluta. Toda otra realidad o verdad es relativa, ya que todo fue creado por Él y para Él, y todo tiene en Él su consistencia (Col 1, 16); Por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros (1 Cor 8, 6).
Isabel de la Trinidad disfrutaba orando con estas palabras de Pablo: Vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2, 20). En una carta comparte su vivencia con una amiga: ¡Qué hermosa es la Verdad, la Verdad del Amor! Me amó y se entregó por mí. En esto, amiga mía, consiste la Verdad.
Solamente esta Verdad nos hace libres. Otras verdades o realidades, que pueden ser muy útiles puntos de referencia y pueden dar sentido a la vida, no nos hacen libres: Para ser libres nos ha liberado Cristo (Gal 5, 1). Si la salud es algo que uno sabe apreciar sobre todo cuando está enfermo, la libertad se aprecia solamente cuando se disfruta de ella, porque quien no la tiene no puede saber de su grandeza. Es como el ciego que no puede tener idea de lo que es la luz o los colores.
A la libertad por la Verdad; a la Verdad por la Palabra: Si os mantenéis fieles a mi Palabra. Jesús nos pone alerta ante la posibilidad de un discipulado aparentemente correcto pero equivocado que no conduce a la libertad al no estar edificado sobre la roca de la Palabra.
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