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09/08/2023 Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Mt 25, 1-13)

Entonces el reinado de Dios será como diez muchachas que salieron con sus lámparas a recibir al novio.

El reinado de Dios es como una fiesta de bodas a la que todos estamos invitados, y todos debemos estar preparados; no se nos ha dicho la hora de su celebración. La parábola resalta el retraso del novio y el sueño de las diez muchachas, pero el protagonismo es de las lámparas y del aceite. La lámpara, dice el Papa Francisco, es el símbolo de la fe que ilumina nuestra vida, mientras que el aceite es el símbolo de la caridad que alimenta y hace fecunda y creíble la luz de la fe. La condición para estar listos para el encuentro con el Señor no es solo la fe, sino una vida cristiana rica en amor y caridad hacia el prójimo.

La parábola no menciona a la novia; todos somos la novia. La vida de quienes seguimos a Jesús es un camino hacia ese momento glorioso de la celebración de la fiesta de bodas. El libro del Cantar de los Cantares lo expresa así: Que me bese con besos de su boca. Mejores son que el vino tus amores (Ct 1, 2). Al novio le gusta llegar de noche: En la noche dichosa, - en secreto, que nadie me veía, - ni yo miraba cosa, - sin otra luz y guía – sino la que en el corazón ardía (San Juan de la Cruz).

Hoy, día en que hacemos memoria de santa Teresa Benedicta de la Cruz, concluimos con palabras suyas esta meditación sobre la parábola de las diez muchachas: El que quiera desposar al Cordero tiene que dejarse clavar con Él en la cruz.

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