Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
Nos habla desde su experiencia personal. También Él se ha sentido como oveja rodeada de lobos. Lobos que no eran precisamente personas ajenas a lo religioso, sino personas de mucho culto y de mucha piedad. Muy probablemente todos hemos comprobado amargamente la verdad de esta advertencia de Jesús. Es posible que las heridas más penosas de nuestras vidas provengan de personas cercanas y virtuosas. Jesús nos invita a combinar, sencillez, cautela, confianza, perdón.
El seguimiento de Jesús comporta la persecución: Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros (Jn 15, 20). Hay una persecución que proviene de los enemigos; se presta al heroísmo más épico. En un mundo quebrado por la injusticia y la violencia estructural, la fe nos mueve a tomar partido y a desarrollar al máximo la astucia y la sencillez para abordar las dificultades que por motivos del Evangelio tengamos que encarar cada día (Papa Francisco).
Pero hay otra persecución que proviene de los que podríamos llamar amigos. Está presente en toda convivencia y recibe nombres muy variados: incomprensión, insensibilidad, indiferencia, envidia… Esta persecución exige un heroísmo callado y más… heroico.
Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar.
Jesús no se detiene en determinar el grado de justicia o de injusticia de la persecución; es algo que no le interesa. Lo que de verdad le interesa es el comportamiento del discípulo ante la persecución. Le interesa que los discípulos vivamos la persecución como la mejor coyuntura para dar testimonio de nuestra condición de seguidores del Crucificado.
Comments