Os aseguro que si el grano de trigo caído en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
Jesús está hablando ante unos griegos que querían verle. En aquel momento histórico los griegos ofrecían al mundo lo mejor que la sabiduría humana podía ofrecer. Jesús, ante tan admirable cultura, ofrece la suya propia; tiene como punto de referencia la cruz. El Papa Francisco comenta: Jesús usa una imagen sencilla y sugestiva, la del grano de trigo que, al caer en tierra, muere para dar fruto. En esta imagen encontramos otro aspecto de la cruz de Cristo: el de la fecundidad. La cruz de Cristo es fecunda. La muerte de Jesús, de hecho, es una fuente inagotable de vida nueva, porque lleva en sí la fuerza regeneradora del amor de Dios.
El que se aferra a la vida la pierde, el que desprecia la vida en este mundo la conserva para una vida eterna.
Seguir el camino de Jesús significa no seguir otros caminos aparentemente más atractivos y seguidos por la mayoría de la gente. Seguir el camino de Jesús significa poner el YO en último lugar, por detrás de los prójimos y de Dios. Seguir el camino de Jesús significa quedarse con nada para ganarlo todo. San Juan de la Cruz lo dice así:
Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.
Para venir del todo al todo, has de dejarte del todo en todo.
Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tenerlo sin nada querer.
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