Jesús estaba expulsando un demonio. La gente se quedó asombrada.
De todos los diferentes tipos de milagros que llevó a cabo Jesús, los que más impresionaban a la gente eran las expulsiones de demonios.
Es el tipo de milagro que mejor se identifica con lo más central de la Buena Noticia. Jesús libera a las personas desde dentro. Libera de servidumbres y miedos. Y llena de luminosidad lo interior de la persona. La expulsión de cualquier demonio es el mejor icono de la victoria sobre todo mal.
Jesús quiere la vida y el bienestar de las personas. Y siempre se opone frontalmente a todo lo que nos hace daño o nos subyuga.
¿Cuánto creo en demonios o satanases? Sólo el Amor es digno de fe. Sola la Verdad es digna de fe. Otras realidades, posibles o imaginadas, no son dignas de fe. No vale la pena entretenerme en ellas o dejarme condicionar por ellas.
Lo único que ha de condicionar mi vida es el Dios-Amor. Por eso puedo y debo decir que no creo en demonios; porque no condicionan mi vida, aunque afirme su existencia. Ni siquiera me detengo a discutir sobre el tema.
Amor y Verdad no son teorías abstractas. Son algo muy concreto y carnal: Jesús de Nazaret, encarnación del Amor y la Verdad.
Sería triste perder tiempo y energía poniendo la mínima atención en otras cosas fuera del Amor-Verdad.
Dice Juan de la Cruz: Pon los ojos sólo en Él.
Dice Isabel de la Trinidad: Qué hermosa es la verdad, la verdad del amor. Me amó y se entregó por mí. En esto consiste la verdad.
Comments