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12/10/2020 Nuestra Señora del Pilar (Lc 11, 27-28)

Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la cumplen.

Anteayer contemplábamos esta misma escena. Hoy, fiesta de nuestra Señora del Pilar, volvemos a hacerlo. Contemplamos y escuchamos las palabras de Jesús sobre la verdadera dicha. Es un texto muy apropiado para esta celebración. La imagen venerada en Zaragoza, como muchas otras imágenes de la madre de Jesús, es diminuta. Cosa muy del gusto de María porque a ella le encanta su pequeñez: Ha mirado la pequeñez de su esclava (Lc 1, 48).

Por otra parte, la palabra pilar sugiere solidez y firmeza. María es modelo de solidez y firmeza por vivir a partir de la escucha atenta de la Palabra de Dios; María construyó su casa sobre roca (Mt 7, 24). Dice el Papa Benedicto, la Palabra de Dios está en la base de toda espiritualidad auténticamente cristiana.

Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron.

La mujer que pronuncia estas palabras representa bien lo que comúnmente llamamos religiosidad popular. Con sus grandes luces: capacidad de sacrificio, solidaridad, devoción… Pero también con sus grandes sombras: muy especialmente la falta de familiaridad con la Palabra de Dios.

Podemos pensar que, en aquel momento, la madre de Jesús se encontraba cerca, oculta entre la gente que rodeaba a Jesús. ¿Cómo reaccionaría ante las palabras de la mujer y la respuesta de Jesús? Las palabras de la mujer le encantaron. Pero le gustó más la respuesta de su Hijo. Sabía que las palabras de Jesús estaban pensadas especialmente para ella. Ya le había oído antes algo parecido: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen (Lc 8, 21).

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