12/11/2025 San Josafat (Lc 17, 11-19)
- Angel Santesteban

- hace 2 días
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¿No se sanaron los diez? ¿Y los otros nueve dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios, sino este extranjero?
¿Dónde están los otros nueve? Están cumpliendo la orden recibida: Id a presentaros a los sacerdotes; convencidos de actuar correctamente. Tanto que, al samaritano que vuelve para dar gracias, le afean su conducta. Pero Jesús se queja de la falta de delicadeza y sensibilidad de una religiosidad que pone la ley como norma suprema de conducta; una religiosidad que carece de cosas tan hermosas como el asombro, la alabanza, el agradecimiento.
Un salmo dice: Haz que la gratitud sea tu sacrificio a Dios y cumple los votos que le has hecho al Altísimo. Luego llámame cuando tengas problemas, y yo te rescataré, y tú me darás la gloria (Salmo 50, 14). Tener un corazón agradecido es tener un corazón humilde y alegre que nos mantiene en nuestro lugar de criaturas que reconocen a su Creador.
El agradecimiento es un sentimiento de aprecio por las cosas buenas de la vida, grandes o pequeñas. Va más allá de decir gracias. Practicarlo regularmente fomenta una mentalidad positiva al enfocarse en lo que se tiene en lugar de lo que falta. Dar gracias a Dios todos los días tiene un impacto efectivo en la salud mental y emocional, porque mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
San Pablo nos exhorta a vivir agradecidos: Vivir dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo (Ef 5, 20). Estar siempre alegres, dando gracias por todo, porque eso es lo que Dios quiere de vosotros como cristianos (1 Tes 5, 16-18).
Jesús muestra su agradecimiento al samaritano agradecido: Levántate y vete; tu fe te ha salvado.
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