13/04/2025 Domingo de Ramos (Lc 19, 28-40)
- Angel Santesteban
- 12 abr
- 2 Min. de lectura
Bendito sea el rey que viene en nombre del Señor.
Comenzamos la Semana Santa. En pocos días pasamos del Hosana del Domingo de Ramos, al Crucifícale del Viernes Santo, para acabar con el Aleluya del Domingo de Resurrección. Tratemos de vivir intensamente estos días. ¿Cómo? Asistiendo a los actos litúrgicos y creando espacios de silencio para mantener los ojos puestos solamente en este Señor nuestro que nos ama hasta el extremo; el extremo de la cruz. Que nada desvíe nuestra atención. Será bueno repetir machaconamente durante estos días, en todo momento y en todo lugar, estas tres palabras: hasta el extremo.
No hagamos del Crucificado un espejo en el que mirarnos a nosotros mismos para llorar lágrimas de pena por nuestros pecados. De espejo, nada; mirémosle solamente a Él hasta llorar lágrimas de alegría ante este amor que sobrepasa todo lo imaginable: hasta el extremo.
Hoy, Domingo de Ramos, contemplamos al rey que viene en nombre del Señor, montado sobre un pollino. El Evangelista quiere que nos fijemos en el pollino; ¡lo nombra nada menos que cuatro veces! Parecería que el Evangelista nos invita a identificarnos con ese pollino. Es un buen símbolo de la humildad y del saber aguantar en silencio las pesadas cargas que a todos nos toca soportar en la vida.
En esta Semana Santa, sigamos como buenos pollinos el camino de la humillación de Jesús. Asistiremos al rechazo de los jefes del pueblo y sus intrigas para acabar con Jesús. Asistiremos a la traición de Judas, uno de los Doce que lo vende por treinta monedas. Veremos cómo Pedro, íntimo de Jesús, le niega tres veces. Oiremos los gritos de la muchedumbre, soliviantada por los jefes, pidiendo la libertad de Barrabás. Después, a lo largo de la vía dolorosa y a los pies de la cruz, resonarán los insultos de la multitud y de los jefes, riéndose de Él. Veremos a Jesús tratado como malhechor, abandonado por los suyos, condenado a muerte, azotado, crucificado.
Es el camino de Dios. Es el camino de la humildad. Es el camino de la cruz. Es el camino del amor llevado hasta el extremo.
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