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13/07/2023 Jueves 14 (Mt 10, 7-15)

Gratis lo recibisteis, dadlo gratis.

Jesús está enviando a sus discípulos a proclamar la Buena Noticia; la más extraordinaria e insuperable noticia: el Evangelio. Para ello les anima a asumir la grandiosidad de la gratuidad. Cuando entendemos que todo lo recibimos gratis, comenzando por el primero de los dones, el de la vida, entonces resulta más sencillo darlo todo gratis. Todo; sin exigir nada a cambio, a fondo perdido. A aquellos discípulos se les hizo muy difícil entender así lo religioso; una buena demostración de esto es la de Pedro en el lavatorio de los pies. Crecieron en la religión de la ley, convencidos de que el hombre es el protagonista de su salvación.

De todos modos, aunque cueste, tienen que cambiar; tenemos que cambiar. Quienes seguimos a Jesús hemos de vivir lo religioso como una historia de amor en la que el protagonismo absoluto es de Dios. Si no abrazamos la gratuidad hasta sus últimas consecuencias, menospreciamos la obra de Jesús: Si por la ley se obtuviera la justicia, habría muerto en vano Cristo (Gal 2, 21). O vivimos desde nosotros, o vivimos desde Dios. Y vivir desde Dios significa asumir la gratuidad; y asumir la gratuidad significa vivir en la gratitud.

Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud… No tiene necesidad de nuestras obras, sino solo de nuestro amor… Jesús, entre sus propios discípulos, ¡qué pocos corazones encuentra que se entreguen a Él sin reservas, que comprendan toda la ternura de su amor infinito!... Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina. Ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de su padre (Santa Teresa de Lisieux).

Gratis lo recibisteis, dadlo gratis.

1 comentario

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1 Comment


José María Ustárroz Cuadra
José María Ustárroz Cuadra
Jul 13, 2023

Te doy gracias Señor por entender tu amor gratuito y ya sé que no me pides nada a cambio, que todo ya está pagado por Ti, pero ayúdame a confiarte más las riendas de mi vida, porque me cuesta mucho no ser yo el protagonista. TODO ES TUYO SEÑOR; yo sólo quiero alabarte, SÓLO ALABARTE.

¡Gloria a Dios!

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