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14/07/2023 Viernes 14 (Mt 10, 16-23)

Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos: sed cautos como serpientes, y cándidos como palomas.

Todo creyente, todo aquel que proclama a Jesús como Señor de su vida, es un enviado. Al final, a pesar de lobos y persecuciones y aflicciones, veremos que todo ha valido la pena, como valió la pena la cruz de Jesús. Aunque probemos aflicciones en el mundo, tened valor: yo he vencido al mundo (Jn 16, 33). Al final, la luz prevalecerá sobre las tinieblas: Las tinieblas no la vencieron (Jn 1, 5).

Todo enviado tiene que aprender a asumir y gestionar la debilidad, la fragilidad y el fracaso, siempre consciente de la solicitud y cercanía del Señor. Como en el caso de Jairo que cuando llega la noticia de que su niña ha fallecido y Jairo está a punto de decir que ya no vale la pena molestarse, Jesús se apresura a tranquilizarle: No temas; solamente ten fe (Mc 5, 36). Cuando sentimos que se nos agota la energía y la fe, es cuando tenemos que obstinarnos en hacer actos de fe, aunque no sintamos nada. San Pablo lo experimentó de forma dramática: Me complazco en mis flaquezas y angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte (2 Cor 12, 10). Muy impactante también las experiencia de santa Teresa de Lisieux: Cuando canto la felicidad del cielo y la eterna posesión de Dios, no experimento la menor alegría, pues canto simplemente lo que quiero creer.

El Papa Francisco nos anima: Para acoger de verdad a Jesús en nuestra existencia, el camino es precisamente el indicado por el Evangelio, es decir, dar testimonio de Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo de ir contracorriente.

1 comentario

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José María Ustárroz Cuadra
José María Ustárroz Cuadra
Jul 14, 2023

Jesús, pone a sus discípulos un panorama muy difícil y, la verdad, ni les engañó ni ha mejorado en nuestro tiempo. Lo que también dice Jesús, pero creo que lo hemos olvidado, es que dejemos hablar al Espíritu Santo y que no nos ocupemos (ni preocupemos tanto) de lo que tenemos que decir y de cómo hay que decirlo. NOS ENVÍA A TODOS a dar testimonio de Cristo ; A TODOS (con formación o sin ella, con dones de predicación o sin ellos...). ¿Nos creemos, de verdad que el Espíritu Santo hablará por nosotros?

¡Gloria a Dios!

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