Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos gorriones.
Continúa la instrucción misional de Jesús a los discípulos. Es una instrucción válida para todo creyente porque todos estamos llamados a ser testigos de la Buena Noticia. Anteayer nos apremiaba a vivir instalados en la gratuidad: Habéis recibido gratis, dadlo gratis. Hoy, recurriendo a los pelos de nuestra cabeza y a los gorriones, nos pide vivir libres de todo miedo.
Todos hemos vivido una época de la vida libres de miedos; fue cuando éramos muy niños y vivíamos dependientes de nuestros padres. Nuestra confianza era tal que nos sentíamos totalmente seguros. Después, conforme se iba reduciendo la dependencia, iba disminuyendo la confianza y se iban acrecentado la inseguridad y el miedo. El miedo puede llegar a ser angustioso y terrible, como vemos en los discípulos en medio de la tormenta del lago.
Es tarea fundamental del discípulo, de todo cristiano, el incrementar la confianza de modo que vivamos sin temer nada y sin temer a nadie; ni siquiera a nuestros peores enemigos, esos que se ocultan en lo interior y que en cualquier momento salen de sus madrigueras para amargarnos la vida.
El problema principal del ser humano es el miedo. ¿Tiene solución? Lo soluciono hundiendo las raíces de mi vida en el Dios-Amor que se manifestó en nuestro salvador Jesús. Lo soluciono haciendo del Evangelio la sangre de mi espíritu. Así es como llego al convencimiento de que Él me ama tal como soy y de que no tengo que ganarme su amor. Entonces llego a experimentar gozosamente la gloriosa libertad de los hijos de Dios (Rm 8, 21).
Escribe Teresa de Lisieux: Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud.
Del Salmo 104: "dad a conocer sus hazañas a los pueblos", "hablad de sus maravillas".
De la primera lectura: " no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos".
Del evangelio: "a quien se declare por mí ante los hombres yo también me declararé por él ante mi Padre".
Señor, quítanos los miedos porque no podemos permanecer callados por más tiempo. El mundo necesita más que nunca conocer tu amor gratuito.
¡Gloria a Dios!