¿Por qué dicen los letrados que primero tiene que venir ElÃas?
Es la pregunta de los tres discÃpulos que descienden con Jesús del monte de la Transfiguración. Los letrados conocÃan bien las Escrituras, pero se quedaban en la letra; y el espÃritu de la letra no se halla en su literalidad. ElÃas, el gigante de la fe, el gran campeón de la causa del Dios de Israel, se enfrentó a la invasión de la idolatrÃa. Por eso es un personaje de permanente actualidad ya que la tentación de idolatrÃa acecha siempre al cristiano. La idolatrÃa solapada instiga formas de culto que no son las del verdadero Dios, y sugiere realidades que, bajo apariencia de santidad, sustituyen a Dios. Por eso que el espÃritu de ElÃas tiene que llegar al corazón del cristiano antes de la llegada de Jesús.
ElÃas tiene que venir a restaurarlo todo. Pero os aseguro que ElÃas ya vino y no lo reconocieron y lo trataron a su antojo. Otro tanto ha de sufrir el Hijo del Hombre.
Jesús identifica a ElÃas con Juan Bautista. Ambos unidos por la misma misión de renovar el corazón del pueblo. Ambos unidos por un mismo destino de persecución por parte de los poderosos; destino idéntico al de Jesús. Los judÃos esperaban a ElÃas porque asà lo anunciaban las Escrituras: Os enviaré al profeta ElÃas antes de que llegue el dÃa del Señor, grande y terrible: reconciliará a padres con hijos, a hijos con padres, y asà no vendré yo a exterminar la tierra (Mal 3, 23-24). Pero los judÃos no le reconocieron en el Bautista.
¿Quizá también nosotros sufrimos la misma miopÃa, no reconociendo los signos que acompañan la venida del Señor ya que esperamos que llegue de otra manera?