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17/12/2024 Martes 3º de Adviento (Mt 1, 1-17)

  • Foto del escritor: Angel Santesteban
    Angel Santesteban
  • 16 dic 2024
  • 2 Min. de lectura

Genealogía de Jesucristo, del linaje de David, del linaje de Abrahán.

Al Evangelista no se le ha ocurrido censurar el árbol genealógico de Jesús echando mano de podadera. ¡Son tantos los escándalos! Por ejemplo, Farés, hijo incestuoso de Judá; o la prostituta Rahab; o Salomón, fruto de un adulterio y de un asesinato. Pero ésa operación de poda no habría sido del agrado de Jesús, que vino a salvar lo que estaba perdido.

El mensaje de esta genealogía es claro: todo ser humano tiene cabida en el Reino de Dios. Como en la parábola del gran banquete: Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa (Lc 14, 23).

 

El Papa Benedicto comenta: El origen de Jesús es al mismo tiempo notorio y desconocido. ¿Quién es Jesús? ¿De dónde viene? Los Evangelios pretenden contestar a estas preguntas.  

Llama la atención que la genealogía concluya con una mujer, María, que es realmente un nuevo comienzo y relativiza la genealogía entera. Cuando se habla de Jesús, ya no se habla de generación, sino que dice: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Es una nueva creación.

La genealogía, al final, se interrumpe, puesto que Jesús no fue generado por José, sino que ha nacido de modo totalmente nuevo de la Virgen María por obra del Espíritu Santo. Esto vale también para nosotros: nuestra verdadera genealogía es la fe en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos hace nacer de Dios.

 

Podemos atrevernos a decir que la concepción de Jesús no fue inmaculada ya que hubo mucho pecado entre sus antecesores. Así es cómo podemos decir que, en verdad, la Palabra se hizo carne (Jn 1, 14).

 
 
 

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