11/09/2025 Jueves 23 (Lc 6, 27-38)
- Angel Santesteban
- hace 2 horas
- 2 Min. de lectura
A vosotros que escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, tratad bien a los que os odian.
Llama la atención la larga lista de imperativos: Amad, tratad bien, bendecid, rogad, sed compasivos… Y todo sin esperar nada a cambio; todo con absoluta gratuidad. Claro que esto no es para todos; es para quienes le escuchamos. El núcleo del mensaje cristiano es el amor. Amor gratuito y universal, como gratuito y universal es el amor de Dios a todos los hombres. Por eso que Jesús nos pide orar así al Padre: Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden (Mt 6, 12). Pablo se lo recordaba a la comunidad de Colosas: Soportaos mutuamente; perdonaos si alguien tiene queja de otro; como el Señor os ha perdonado, así también haced vosotros (Col 3, 13). Y a los cristianos de Roma: Nosotros, los fuertes, tenemos que cargar con las flaquezas de los débiles (Rm 15, 1).
Es una manera nueva de entender y vivir las relaciones humanas. Manera no asentada en parentesco, afinidad, o empatías naturales. Las relaciones que Jesús nos pide superan reveses y vaivenes de la vida y no se dejan llevar por sabidurías humanas que aconsejan, por ejemplo, rechazar a personas tóxicas para proteger la propia salud. En el seguidor de Jesús, el perdón es la meta de un camino en el que fe y oración son determinantes.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.
Jesús nos pide que nuestro modo de ser y de relacionarnos se parezca al modo de ser y de relacionarse del Padre. Que nuestro amor, como el suyo, sea también gratuito y universal. Que saltemos por encima de las barreras de los sentimientos y de los espacios en los que el amor brota espontáneo.
Comentarios