18/08/2025 Lunes 20 (Mt 19, 16-22)
- Angel Santesteban
- 17 ago
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Al oír estas palabras, el joven se marchó triste, porque era muy rico.
El joven se habría marchado contento e ilusionado si Jesús le hubiese dicho que tenía que orar más, ayunar más, hacer más limosnas. Es un joven modélico, voluntarioso, acostumbrado a conseguir lo que se propone: Todo eso lo he cumplido, ¿qué me queda por hacer? La respuesta de Jesús le decepciona. ¿Venderlo todo y dárselo a los pobres?
A todos cuesta aceptar la propuesta de Jesús; sobre todo a los más ricos. Esto acontecía en la comunidad de religiosas en que vivía santa Teresita. Ella, que entendió bien la propuesta de Jesús de venderlo todo, escribía confidencialmente a su hermana Celina: El mérito no consiste en hacer mucho ni en dar mucho, sino más bien en recibir y en amar mucho. Se ha dicho que hay más felicidad en dar que en recibir, y es verdad; pero cuando Jesús quiere reservarse para sí la felicidad de dar, no sería educado negarse… Lo único que hay que hacer es amarle sin mirarse uno a sí mismo y sin examinar demasiado los propios defectos… Afortunadamente es a ti a quien estoy hablando, pues otras personas no sabrían comprender mi lenguaje, y confieso que a muy pocas almas les suena a verdadero.
Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme.
Si quieres ser perfecto: Si quieres una vida de plenitud, despréndete de todo, comenzando por ti mismo. Vende tus bienes y sígueme: Solamente entonces te dejarás llevar y te dejarás querer. San Juan de la Cruz lo dice así: Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada. Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.
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