Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No tengáis miedo, que valéis más que muchos gorriones.
Se le sale el corazón; se inquieta ante la posibilidad de que vivamos intranquilos. Sus palabras nos hacen evocar estas otras: En brazos seréis llevados y sobre las rodillas seréis acariciados. Como aquel a quien su madre consuela, así yo os consolaré (Is 66, 12-13).
El Papa Francisco, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de santa Teresita, nos ha regalado la exhortación C’est la confiance. Entresacamos unas frases que comentan las palabras de Jesús de hoy:
La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor. Estas palabras tan contundentes resumen la genialidad de la espiritualidad de Teresita y bastarían para justificar que se la haya declarado doctora de la Iglesia. Sólo la confianza, “nada más”, no hay otro camino por donde podamos ser conducidos al Amor que todo lo da.
Frente a una idea pelagiana de santidad, individualista y elitista, que pone el énfasis principal en el esfuerzo humano, Teresita subraya siempre la primacía de la acción de Dios: Sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una gran santa, pues no me apoyo en mis méritos —que no tengo ninguno—, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas.
La confianza plena, que se vuelve abandono en el Amor, nos libera de los cálculos obsesivos, de los temores que quitan la paz: Los que corremos por el camino del amor creo que no debemos pensar en lo que pueda ocurrirnos de doloroso en el futuro, porque eso es faltar a la confianza. Si estamos en las manos de un Padre que nos ama sin límites, eso será verdad pase lo que pase, saldremos adelante más allá de lo que ocurra y, de un modo u otro, se cumplirá en nuestras vidas su proyecto de amor y plenitud.
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