Impulsado por el EspÃritu, Jesús volvió a Galilea y su fama se extendió por toda la comarca.
El retiro en el desierto ha significado para Jesús la plenitud de la energÃa del EspÃritu. Y comienza su misión. Recorre Galilea de pueblo en pueblo proclamando su mensaje en las sinagogas; hasta que llega a su pueblo. AquÃ, en Nazaret, es donde el Evangelista nos ofrece la sÃntesis de su predicación. Jesús se levanta para hacer la lectura de la Palabra de Dios. Le dan el libro de IsaÃas y lee: El EspÃritu del Señor está sobre mÃ, porque Él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres…; para proclamar el año de gracia del Señor.
El relato de la estancia de Jesús en su pueblo es un pequeño resumen de todo el Evangelio y de todo lo que fue su vida, tanto en lo que Él dice, como en la actitud de la gente hacia Él. Jesús se apropia de las elocuentes palabras de IsaÃas. Pero lo más grande es su breve comentario tras la lectura: Hoy se cumple esta profecÃa que acabáis de escuchar.
Hoy. Nos hace recordar el anuncio de Belén: Hoy os ha nacido el Salvador. Se acabó el tiempo de las profecÃas. Ha llegado el momento de la eternidad actual o de la actualidad eterna.
Esta profecÃa que acabáis de escuchar. Es el corazón del mensaje de Jesús; es el Evangelio. Dejemos atrás un cristianismo centrado en morales rÃgidas, cultos obligados, dogmas, mandamientos… Para Jesús, lo esencial es proclamar la Buena Noticia a los pobres, la libertad a los cautivos, la luz a los ciegos… Y proclamar, para todos, el año de gracia del Señor. El año eterno.