El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertÃos y creed en la Buena Noticia.
Son las primeras palabras de Jesús al comenzar su misión por los caminos y aldeas de Galilea. El tiempo se ha cumplido; es el slogan de su vida. Es decir, ha llegado la hora. Todo lo prometido en siglos pasados, todo lo soñado y anhelado por los hombres, está a punto de realizarse.
ConvertÃos y creed en la Buena Noticia. Lo que Jesús proclama no es una doctrina religiosa que los cristianos debemos aprender y propagar; sà que hay algo de esto, pero eso no es lo más importante. Lo que Jesús proclama tampoco es una estructura jerárquica llamada Iglesia; también hay algo de esto, pero tampoco es lo más importante. Lo que Jesús proclama es un evento supergrandioso que lo transforma todo: que Dios, por Jesús, está invadiendo de forma imparable la vida de la humanidad para darnos vida en abundancia. Solamente porque nos ama con un amor ilimitado y absolutamente gratuito; más que un papá o una mamá a su niño. Esta vida en abundancia es para todos, creyentes y no creyentes. Claro que nosotros, los creyentes, tenemos un anticipo de esa vida en abundancia y comenzamos a saborearla desde ahora. Y entendemos bien que lo que Jesús proclama es la mejor de todas las noticias que los humanos podrÃamos esperar o desear. Algo absolutamente alucinante.
Esto significa creer en la Buena Noticia; esto significa ser cristiano. Y esto se traduce en una vida de abundante paz y armonÃa, hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, reconciliándonos con nosotros mismos y liberándonos del tirano ego que todos llevamos dentro. Hacia fuera, abriéndonos y haciendo en nosotros mucho espacio para los demás.