Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habÃan hecho y lo que habÃan enseñado.
Jesús les escucha atentamente. Pero está más interesado en su bienestar actual que en sus gestas pasadas. Es curioso comprobar cómo las prioridades de Jesús, con frecuencia, no coinciden con las nuestras. Poco antes, cuando les habÃa enviado, no se habÃa preocupado de enseñarles lo que tenÃan que predicar, sino de las cosas que no debÃan llevar consigo; cosa muy sorprendente. El discÃpulo, todo discÃpulo, consigue sintonizar con las prioridades de Jesús de cada momento solamente a base de estar cerca de Él. Por eso Él les/nos dice:
Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.
Quienes fueron/fuimos elegidos para ser sus discÃpulos, tenemos como primerÃsima tarea la de estar con Él; las otras tareas de predicar y de expulsar demonios vienen después (Mc 3, 14-15). Estando con Él es cómo llegamos a tener, como dice Pablo, sus mismos sentimientos. Es que no se trata solamente de vivir y trabajar por Jesús; se trata, sobre todo, de vivir y trabajar con Él.
El Papa Francisco dice que descuidar el necesario descanso conduce al estrés y a la agitación. Un tiempo de reposo, para quien ha completado su misión, es necesario, obligado, y debe ser vivido en serio. Jesús sabe muy bien que el descanso no es un lujo, sino una necesidad. Se preocupa de que en todo momento estemos descansados de modo que seamos capaces de afrontar con frescura y agilidad los retos que se nos presentan. De lo contrario pagaremos las consecuencias nosotros y las pagarán también quienes viven con nosotros.