Os digo que si vuestra justicia no supera a la de los letrados y fariseos, no entraréis en el reino de Dios.
Muchos piadosos judÃos vivÃan obsesionados por cumplir escrupulosamente todos los mandamientos y normas religiosas. Asà sucede también hoy entre algunos cristianos. ¿Quizá esa obsesión no sea otra cosa que un autoengaño que nos lleva a pensar que somos buenos cristianos, cuando en realidad estamos lejos de serlo porque olvidamos la voluntad de Dios con su mandamiento supremo del amor al prójimo? DeberÃamos tener claro que es posible ser muy cumplidores y buena gente, y vivir alejados de la voluntad de Dios. Tenemos que aprender a cumplir la ley y vivir lo religioso como lo hacÃa Jesús: sin agobios, sin escrúpulos. Si entendemos y vivimos bien lo cristiano estamos en camino hacia la libertad interior; si no entendemos y vivimos bien lo cristiano estamos en camino hacia trastornos neuróticos.
Si al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allà y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
Si nos aplicamos literalmente estas palabras de Jesús, probablemente algunos de nosotros tendrÃamos que abandonar esta iglesia ahora mismo. Pero no es necesario. Y no es necesario porque es suficiente con querer perdonar ahora, en este momento. Y, como prueba del perdón, pedir al Señor en esta EucaristÃa que bendiga a esas personas con las que no nos entendemos.
Siempre que rezamos el Padrenuestro hemos de poner especial énfasis en aquello de perdónanos como nosotros perdonamos. El perdón es la mejor receta para una vida sana personal, familiar y social. Un famoso pensador escribe: ¿Quieres ser feliz un momento? Véngate. ¿Quieres ser feliz siempre? Perdona. De acuerdo que hay perdones que parecen imposibles. Parecen imposibles pero no lo son, porque nada hay imposible para Dios. Para un creyente, la contemplación del crucificado perdonando a quienes le han clavado en la cruz debe conducirle al perdón. Un perdón cuyo primer paso es orar por quienes tanto daño nos han hecho.