Cuando se iba de allí, al pasar, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió.
A Jesús se le ocurre algo tan transcendental en la vida de Mateo al pasar y verle sentado en el despacho de los impuestos; no fue una llamada premeditada. Este detalle nos habla de un Jesús que vive el momento presente sin planificaciones minuciosas, sin programas que cumplir. ¿Por qué? Porque vive inmerso en la confianza de Dios, Padre providente.
Por otra parte, no le importa escandalizar a las autoridades religiosas rompiendo esquemas sentándose a la mesa con pecadores públicos. Nosotros, seguidores de Jesús que no nos escandalizamos ante su conducta, haremos bien en maravillarnos ante lo poco que le importa el pasado de un hombre tan poco recomendable como Mateo.
Id a aprender lo que significa: Misericordia quiero y no sacrificios. No vine a llamar a justos, sino a pecadores.
Los que acaban ganando en las películas suelen ser los buenos; en el Evangelio quienes ganan son los malos. Jesús se distancia de los buenos para acercarse a los malos. ¿Por qué? Porque ellos le ofrecen mayor espacio para ejercitarse en su tarea favorita de ejercitar la misericordia.
Dice el Papa Francisco que ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona. Dice también el Papa que comprender la misericordia del Señor es un misterio. Pero el misterio más grande y más bello es el corazón de Dios. Si quieres ir directo al corazón de Dios, toma el camino de la misericordia y déjate tratar con misericordia.
Comentários