top of page
Buscar

22/08/2023 Santa María Reina (Mt 19, 23-30)

Al oírlo, los discípulos quedaron muy espantados y dijeron: Entonces, ¿quién podrá salvarse?

Mientras los ojos de todos siguen al joven rico que se aleja triste, Jesús dice: Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Esta vez sí; esta vez los discípulos entienden perfectamente las palabras del Maestro y deducen en buena lógica que es imposible para el hombre salvarse a sí mismo. Es una de las raras ocasiones en que los discípulos muestran un buen grado de lucidez. Saben que aunque no disponen de riquezas las desean, y que lo que importa es la actitud del corazón ante lo que se tiene o no se tiene. Jesús concluye: Para los hombres eso es imposible, para Dios todo es posible.

También el fariseo Saulo, antes de su conversión, creía en la capacidad del hombre de salvarse a sí mismo; era rico de corazón. Su conversión conversión consistió en abandonar el evangelio del mérito para abrazar el Evangelio de la gracia: Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe (Ef 2, 8).

Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.

Una figura geométrica no puede ser al mismo tiempo redonda y cuadrada. Tampoco una persona puede tener puesta su confianza en Jesús y en sus riquezas al mismo tiempo. Mientras no seamos pobres de corazón, no podemos vivir la solidaridad con los demás. Dios es el único que puede sacarnos de nuestros egocentrismos e impotencias: Hechura suya somos (Ef 2, 10).

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page