El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.
El final del relato de la creación del Génesis dice: Y vio Dios todo lo que había hecho y era muy bueno (Gen 1, 31). Entonces, ¿de dónde sale el mal? ¿Y el Maligno? ¿O es que todo lo que entendemos como malo forma parte del todo bueno? Es evidente que al dueño del campo no le preocupa la presencia de cizaña en el trigal; quienes sí están preocupados e inquietos son los criados: ¿Quieres que vayamos a arrancarla? Los criados no tenemos la paciencia del dueño; nos gusta acelerar procesos eliminando de inmediato todo mal, toda cizaña. El dueño intenta tranquilizarlos prometiéndoles que todo se arreglará al tiempo de la siega. Este intento nos hace evocar el de Jesús a sus discípulos en la sobremesa de la última cena: En el mundo pasaréis aflicción. Pero, tened valor; yo he vencido al mundo (Jn 16, 33). Si Dios es Dios-Amor, al final de los tiempos nada puede quedar fuera del Amor.
San Pablo, después de muchos quebraderos de cabeza, consiguió reconciliarse con la cizaña. Primero, con la de su persona: Con sumo gusto seguiré gloriándome en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo (2 Cor 12, 9). Luego, con la del mundo: Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia (Rm 11, 32). Entendió que al final, todo mal será aniquilado en el fuego del amor de Dios. Entendió que Dios tuvo a bien reconciliar por Él y para Él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, los seres de la tierra y de los cielos (Col 1, 20).
El Papa Francisco nos dice: El Señor nos invita a asumir su misma mirada, la que mira al buen trigo, que sabe custodiarlo también en las malas hierbas.
Hoy quiero aprender de la paciencia y de la confianza del Amo. ¡Con lo impaciente e intransigente que soy yo con la cizaña! Tú esperas pacientemente, amorosamente hasta el final. Señor, no amas sólo los campos repletos de buen trigo, también amas, cuidas y esperas a los corazones alimentados con cizaña.
"FUERA DE TI NO HAY OTRO DIOS QUE CUIDE DE TODO" (del trigo y de la cizaña).
¡Gloria a Dios!