24/11/2025 Santos Andrés Dung-Lac y compañeros (Lc 21, 1-4)
- Angel Santesteban

- hace 1 día
- 2 Min. de lectura
Os aseguro que esa pobre viuda ha puesto más que todos. Porque todos esos han echado donativos de lo que les sobraba; ésta, aunque necesitada, ha echado cuanto tenía para vivir.
Esto sucede justo después de haber dicho a los discípulos: Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas… El Papa Francisco comenta: Cuando nos sentimos tentados por el deseo de aparentar y de contabilizar nuestros gestos de altruismo, cuando estamos demasiado interesados en la mirada de los demás, pensemos en esta mujer. Nos hará bien; nos ayudará a despojarnos de lo superfluo para ir a lo que realmente importa y a permanecer humildes.
La mirada de Jesús, que penetra hasta lo profundo del corazón, ve que la pobre viuda no da limosna, sino que ella misma se hace limosna, limosna silenciosa de Dios. Hoy corremos serio peligro de ser contaminados por el virus del sensacionalismo que invade los medios de comunicación. Si fuese Jesús el encargado de preparar los noticieros, el espacio asignado estaría ocupado por mujeres y hombres como la pobre viuda. Son muchos, pero pasan desapercibidos.
El Papa León escribe: Hay que alimentar el amor y las convicciones más profundas, y eso se hace con gestos. Por esta sencilla razón, como cristianos, no renunciamos a la limosna. Es un gesto que puede hacerse de diferentes formas… El amor es ante todo un modo de concebir la vida, un modo de vivirla. Pues bien, una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino solo hombres y mujeres a los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy (Dilexi te, nn. 119-120).
Comentarios