Convocando a los Doce les dio autoridad y poder sobre todos los demonios y para curar enfermedades.
Convocando a los Doce. Más tarde (Lc 10, 1), convocará a setenta y dos y les otorgará los mismos poderes. Ahora nos convoca a todos los creyentes, a todos los que hemos sido llamados por la fe a seguir sus pasos, y también nos otorga los mismos poderes.
Les dio autoridad sobre todos los demonios. Los demonios no deberían tener relevancia en la vida del creyente. Santa Teresa tenía más miedo de quienes temían mucho al demonio que del mismo demonio, porque, siendo yo sierva de este Señor y Rey, ¿qué mal me pueden ellos hacer a mí? ¿Por qué no he de tener yo fortaleza para combatirme con todo el infierno?
Los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos.
La predicación del Bautista se centraba en la conducta humana ya que pensaba que el hombre tiene en sus manos la llave de su salvación. La predicación de Jesús, y por tanto la de sus enviados, se centra en la conducta de Dios tal como aparece en Jesús de Nazaret, el Salvador. Nosotros sabemos que no tenemos ninguna llave de salvación, que solamente nos queda recibirla con manos abiertas. En eso precisamente consiste la Buena Noticia.
No llevéis nada para el camino. Jesús pone más énfasis en el qué que en el cómo de la misión. No quiere que vayamos provistos de bastón, alforja, pan, plata. Quiere que la misión se lleve a cabo desde la confianza más absoluta en Aquel que nos envía. El Evangelio debe proclamarse desde la sobriedad, con la tecnología y con el estilo de Jesús.
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