25/12/2024 Natividad del Señor (Lc 2, 1-14)
- Angel Santesteban
- 24 dic 2024
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Estando allí le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada.
La fiesta de la Navidad es la fiesta del descubrimiento de Dios. Con los pastores, nos vamos a Belén a ver qué ha sucedido. Y veremos que en Belén Dios exhibe la grandeza de la debilidad. Porque el niño recién nacido es el Señor: Señor de la creación, Señor del universo, Señor de la historia. Porque, como dice san Pablo, todo fue creado por Él y para Él, y todo tiene en Él su consistencia (Col 1, 17).
Ante el niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre resulta sencillo pensar menos en el Dios todopoderoso y eterno; resulta sencillo pensar más en el Dios cercano y tierno. El niño de los pañales y del pesebre es el libro más elocuente sobre el misterio de Dios. La magnitud del amor de Dios, manifestado en este niño, nos deja alelados. El pesebre y los pañales son los atributos de quien es Rey de reyes y Señor de señores. Son los atributos que, como dice el ángel a los pastores, sirven para identificar a quien es la alegría del mundo.
Os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo.
Para todo el mundo. También para quienes no se enteran de lo sucedido en Belén; que fueron entonces y siguen siendo ahora mayoría. La gran alegría anunciada es para todos, porque todos somos amados; también quienes no se enteran, para quienes no creen. Nosotros creyentes, poquitos que somos como los pastores de Belén, creemos en el amor. Creemos en un amor absolutamente gratuito. Creemos que la cosa no depende de la buena voluntad del hombre, sino de la buena voluntad de Dios.
Que durante estos días de Navidad sepamos acompañar, en silencio, a María y a José en la contemplación embelesada del niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.
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