top of page

26/04/2025 Sábado de la Octava de Pascua (Mc 16, 9-15)

  • Foto del escritor: Angel Santesteban
    Angel Santesteban
  • hace 13 minutos
  • 2 Min. de lectura

No la creyeron… No los creyeron… Les echó en cara su incredulidad.

No creyeron ni a María Magdalena ni a los dos de Emáus. Estamos en la última página del Evangelio de Marcos. El Evangelista presenta una serie de apariciones del Resucitado en las que deja en mal lugar a los discípulos por su incredulidad ante los primeros testigos de la Resurrección. Desde luego que no les fue fácil creer; todo se había acabado para ellos cuando vieron a Jesús muerto en la cruz. Al final, Jesús tiene que aparecerse a todo el grupo. Y lo primero que hace es reprocharles el no haber creído a los que le habían visto resucitado.

Habían sido incapaces de seguir a Jesús a la cruz, ahora son incapaces de superar su incredulidad ante la resurrección. Pero eso no es obstáculo para que, después del reproche, Jesús les envíe a anunciar el Evangelio a toda la humanidad: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. Es que Jesús confía en su Espíritu. Por eso encomienda a los discípulos, los de entonces y los de ahora, una misión para la que no estamos preparados. Por eso que la ineptitud o indignidad del evangelizador tiene una importancia relativa; lo que importa es el Espíritu siempre presente en la Palabra transmitida.

 

El mundo, dice el Papa Francisco, necesita evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente. No es transmitir una ideología o una doctrina sobre Dios, no. Es transmitir a Dios que se hace vida en mí; esto es dar testimonio. Y, además, porque el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


© 2019 Carmelitas Descalzos de la Provincia de San Joaquín de Navarra

  • Facebook Black Round
bottom of page